La ilusión de la privacidad en Internet

por Sebastián Galanternik

Cada vez es más difícil mantener nuestra privacidad en la web. Ya no sólo hay que cuidarse de los hackers, sino de los rastros que dejamos al navegar por ciertas páginas y que ni siquiera somos conscientes de la huella que les imprimimos.

Miércoles 20:30 hs. Suena mi celular. Es un vendedor de una reconocida compañía de seguros. Pregunta por mí, le digo que sí, que soy yo. Pregunta si ayer entré a la página de la empresa para la que él trabaja y vi las promociones. Le cuento que en efecto, que estuve averiguando. Acto seguido, le pregunto cómo es que tiene mi teléfono, si yo no dejé ningún dato ni pedí que me llamaran. Me respondió con evasivas y si quería saber más sobre la propuesta.

Estas acciones por parte de las empresas comenzarán a ser cada vez más frecuentes si no somos más cautelosos con el rastro que dejamos cuando navegamos. ¿Cómo cuidar lo que hacemos en Internet y nuestra información personal?
Una de las principales cuestiones es el uso de Google. Al utilizar su potente y útil buscador, si ya no logeamos en Gmail, quedaremos logeados con su usuario en todas las búsquedas que hagamos, sitios que visitemos, actividad en Google Maps, videos que miremos en YouTube y en todos los servicios del gigante de Internet. Por esto, es recomendable, si uno quiere dejar un menor rastro, utilizar el buscador y servicios sin estar logeado. Esto lo podemos hacer activando una ventana en «Modo Incógnito» y usar nuestro Gmail en la ventana común en Chrome, por ejemplo. También es posible desde Firefox, aunque cierra la ventana «común» y deja sólo disponible la de «incógnito».
Quien también utiliza esta práctica es Facebook. La página amigable, social, de gran penetración en la Argentina cuando permanece «logeada» una vez que ingresamos con nuestra clave en el navegador continúa registrando nuestra actividad en otros sitios que visitemos. También posee nuestra información personal. Gustos, actividades, amistades, cumpleaños, teléfonos celulares, entre tantos datos que nos pide. En esta línea, se aconseja para evitar dejar un rastro con Facebook, lo mismo que con Google. Una vez que no lo usamos más, deslogearnos. Si lo mantenemos abierto mientras navegamos, hacer la navegación en modo incógnito o desde otro navegador. Por ejemplo, usar Facebook en Chrome y navegar en Firefox.
Nuestros paquetes de datos circulan por Internet por muchos caminos hasta impactar en un servidor. La información que vamos dejando pasa por miles de nodos y redes, aunque esté cifrada y sea segura, en algún punto, la red puede ser más vulnerable que en otros y existen personas, empresas, programas dedicados que funcionan las 24 horas a recabar esta información personal de cada uno en los puntos en los que los intercambios de paquetes se vuelven más «sensibles».
De todas formas, que no cunda el pánico, la información bancaria suele ir por otros caminos, servidores y nodos especiales. El Home Banking, hoy en día, es muy seguro. Aun así debemos usarlo con prudencia: siempre acceder desde nuestra computadora, no desde distintas terminales, en lo posible, conectados a Internet por cable y no por Wi-Fi y chequear la URL desde donde estamos ingresando nuestros datos personales por si el sitio no es el auténtico y estamos siendo víctimas de un ataque de phishing.
Nunca, pero nunca, hay que conectarse a redes de Wi-Fi públicas por más seguras que parezcan. Siempre hay que conectarse a redes Wi-Fi de confianza. Jamás a alguna sin clave en un bar o restaurante. Más de un hacker que puede vivir o tener un router Wi-Fi cerca de una red pública de algún comercio puede habilitar una red sin clave con el nombre de este local y al conectarnos a su Wi-Fi es capaz de interceptar nuestros paquetes de información con Internet y así robar nuestras claves y toda la información posible de nuestra notebook o teléfono celular. Es más fácil y común de lo que parece. Asimismo, por más que tengamos la clave de una Wi-Fi y nos inviten a conectarnos, si el lugar en el que estamos no es de una confianza absoluta, no es recomendable hacerlo. Es sorprendente la cantidad de software disponible y personas dedicadas a robar información personal de las computadoras y dispositivos móviles.
En relación con las aplicaciones para teléfonos celulares hay que tener especial cuidado con las de Android. No hay que descargar e instalar cualquier app por más interesante y divertida nos parezca. Muchas contienen software malicioso capaz de acceder (y con nuestro permiso si no miramos bien la letra chica) a nuestras contraseñas almacenadas en el teléfono celular, datos de navegación, mensajes de texto, llamadas realizadas, agenda, fotografías, todo lo que haya en la memoria del equipo y a todos los datos del teléfono. Por eso, hay que mirar muy bien las calificaciones, las opiniones de otros usuarios y si nos es posible, averiguar en foros e Internet si la aplicación es auténtica y no posee Malware.

 
 

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